domingo, 15 de junio de 2008

San Manuel Bueno y Mártir...


Manuel Bueno y Mártir.
Miguel de Unamuno.

Ángela relata y describe la historia de don Manuel párroco de su pueblecito, Valverde de Lucerna. Según la gente del pueblo don Manuel es un “un santo vivo”, un hombre con un corazón tan grande que es incapaz de ver el dolor y sufrimientos, especialmente de los más desgraciados y desamparados. Su amor por el prójimo lo lleva a “ayudar y entregar su fe a los que no la tenían, y acompañar a todos a bien morir”. Sin embargo, don Manuel huía de la tristeza de su soledad y de su oculta no creencia en lo que predicaba.

Posteriormente, conoce a Lázaro, hermano de Ángela, quien dudaba de la santidad de don Manuel. Así, cuando Lázaro dice: “La verdad ante todo”, don Manuel contesta: “Con mi verdad no vivirán”. Don Manuel quería hacer a los hombres felices: “Que se sueñen inmortales.” Y sólo las religiones decía “consuelan de haber tenido que nacer para morir”.

Y es precisamente a Lázaro a quien el sacerdote confiará su terrible secreto: no tenía fe, no podía creer en Dios, ni en la resurrección, pero sobre todo esto anhelaba de creer en la eternidad. Y fingía creer ante sus fieles para mantener en ellos su fe y esperanzas de la paz que da la creencia en otra vida, esa esperanza consoladora de la que él carece.

Lázaro, le confía el secreto a Ángela, convencido por la actitud de don Manuel, abandona sus pensamientos y, fingiendo convertirse, colabora en la misión del párroco. Y así pasa el tiempo hasta que antes de morir, Don Manuel, le dice a Lázaro que su mayor deseo es que la gente tenga fe y, así, mantenga su esperanza; a pesar de que el no la tenga. Le dice que no se lo cuente a nadie porque rompería con las esperanzas de todo el pueblo y para Don Manuel, era tan importante creer en la vida como creer que hay algo después de la muerte.

Y Así muere don Manuel, sin recobrar la fe, pero considerado un santo por todos, y sin que nadie, fuera de Lázaro y de Ángela, haya penetrado en su íntima tortura.

Después de la muerte de don Manuel, Lázaro lo va a visitar todos los días a su tumba. Lázaro en una conversación con su hermana le dice que él no puede creer en Dios, como Don Manuel, porque no tiene pruebas de su existencia.

Ángela después la muerte de su hermano, cuando la piden que lo cuente todo sobre Don Manuel, ella decide escribir todo lo que sabe, para su beatificación, aunque ella lo escribe esperando que nadie lo lea y descubra el secreto de Don Manuel.

Cuestinario

¿Cual era el propósito de don Manuel al Predicar sin fe?

Su mayor deseo es ayudar a su pueblo, y la forma de hacerlo era que la gente tenga fe y, así, mantenga sus esperanzas; a pesar de que el no la tenga. Por ello cuando Lázaro conoce la verdad le dice que no se lo cuente a nadie porque rompería con las esperanzas de todo el pueblo y para Don Manuel, era tan importante creer en la vida como creer que hay algo después de la muerte.



San Manuel Bueno y Mártir… ¿Por que Mártir?

San Manuel se convierte en mártir por su pueblo. El mantenía cautiva las esperanzas en todas las personas, entregadas a su pueblo por intermedio de las creencias, esencial para no dejarse morir, para tener un propósito en esta vida.
Pero lamentablemente el no compartía esas creencias ni esperanzas, por lo que “entrego” su vida, para alimentar la llama de vida de su pueblo.



Comparación.

San Manuel arrastra a todo un pueblo a las esperanzas y creencias que el profetizaba, se podría decir q es un santo ateo, ya que el mundo real de Don Manuel poco se parecía a aquel que predicaba su verdad era otra, la duda acerca de la existencia de Dios y la vida inmortal.

Nosotros al parecer hemos superado ya la verdad que tanto inquietaba a Don Manuel porque seguimos creyendo en un Dios, un Dios que según se nos expone en nuestras iglesias y sociedad, como un Dios “vengativo”, un Dios preocupado de nuestras acciones que finalmente en síntesis las pondrá en una balanza y de ello dependerá nuestra próxima etapa. Tal y como lo creía el pueblo de Valverde.

Hoy en día nuestra sociedad nos muestra un nuevo Dios de inclinación capitalista, y una iglesia y sociedad lucrativa, verdad dolorosa, pero lo cierto es que la mayoría de criterios y valores de antes han sido sustituidos por los criterios del mercado, parece que todo es una gran mercancía que se compra y se vende, religión, ideologías, convicciones, sentimientos… pero esto, quizá, en ocasiones, puede llegar a producirnos una cierta sensación de Inquietud.

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